martes, 25 de junio de 2013

BATALLA EN MONTJUÏC. PAULINO UZCUDUN VS MAX SCHMELING II



El domingo 13 de mayo de 1934, el Estadio de Montjuïc, en las cercanías de Barcelona, fue testigo de uno de los combates más importantes que se han visto en ring español alguno y sin duda, el más importante hasta esa fecha. Al menos por las características del evento, pues en el mismo escenario el propio Uzcudun se había enfrentado al italiano Primo Carnera a finales de 1930. El enfrentamiento fue vendido como una gran revancha, ya que el púgil vasco y Max Schmeling con anterioridad habían chocado en Estados Unidos. 

Fajador vs Estilista

El promotor visible del acto fue Joaquín Gasa, empresario y propietario del Teatro Olympia. Sin embargo, no estaba solo, sino que contó con el apoyo (y casi dirección) de un grupo de empresarios foráneos capitaneados por Daniel Strauss. Strauss y su inseparable (a partir de aquí también lingüísticamente lo serían) socio Jules Perlovitz se estaban empezando a dar a conocer en España  como hombres de negocios, así que este evento les abriría numerosas puertas. Especialmente algunas de las que querían para la consecución de su verdadero objetivo, que no era otro que introducir un nuevo modelo de ruleta, amañada, en los casinos en unos tiempos en los que el juego estaba prohibido, para lo cual urdirían toda una red de sobornos.

Pasado el combate, este asunto acabaría en un escándalo político que acabó con la carrera política del expresidente de gobierno Alejandro Lerroux, al estar implicado su sobrino. Con un pequeño papel en tal historia aparecen también Gasa y puede que hasta Uzcudun, que se dice llegó a ser chófer de Strauss a raiz del combate. Tal fue la relevancia del mismo, que los nombres de los protagonistas dieron lugar a la palabra estraperlo, que quedó como sinónimo de tema turbio, ilegal (de Stra-uss y Perlo-vitz)

Uzcudún, uno de nuestros mejores púgiles
Paulino Uzcudun había nacido en 1899 en Errezil (Guipúzcoa)  y de joven había sido aizkolari. De aquí pasó al boxeo, donde había debutado profesionalmente en septiembre de 1923. Al año siguiente se proclamaba campeón de España al noquear a José Teixidor en París (por lo que creo que no se validó el combate, aunque posteriormente sería nombrado campeón). Tras batir en la Monumental de Barcelona al italiano Erminio Espalla (1926), se convertía en monarca europeo de la división pesada y se le abrían las puertas de América. Primero Cuba y, después USA, con peleas en el Yankee Stadium y el Madison Square Garden

En verano de 1927 volvería a pelear en Europa, defendiendo su título europeo, combate tras el que marcharía nuevamente al continente americano. Son 4 años de grandes peleas (aunque regrese fugazmente a España y pelee en Barcelona con Primo Carnera) donde combate con Schmeling, Risko y obtiene la mejor victoria de su vida: en Reno contra el futuro campeón mundial Max Baer. A partir de aquí le sobreviene un bajón que hace que tras una sola victoria por cuatro derrotas, regrese a España. En 1933 reaparece en los rings de  nuestro país y en mayo recupera el cinturón de campeón de Europa, lo que le permite hacer un segundo enfrentamiento con Carnera, esta vez en Roma y bajo la atenta mirada de Mussolini. El gigante italiano no podrá noquear, como había prometido, al bravo púgil español, quien es despedido por el público con aplausos. Su siguiente pelea sería el rematch con Schmeling

Por su parte, Max Schmeling, que viviría 99 años, debutaba en 1924, convirtiéndose pronto en campeón alemán y europeo del semipesado. Ya en la máxima división, conseguiría el entorchado nacional antes de partir para Estados Unidos, donde se daría a la fama tras ganar a Johnny Risko en la pelea del año de 1929. Un año después se proclamaba campeón del mundo (NYSAC y NBA) al derrotar por descalificación a Jack Sharkey ante 80.000 espectadores, en combate recordado por ser el primer campeonato que acababa en descalificación (golpe bajo). Tras una defensa, los cinturones le serían arrebatados por Sharkey en la revancha, un resultado muy controvertido. Tras acumular 2 derrotas en sus únicos combates en año y medio, volvió a Europa, donde se embarcaría en el combate con el púgil vasco. 

El gran Max Schmeling
Como se ha mencionado, esta era la segunda vez que los púgiles se iban a enfrentar. La primera se había producido el 27 de junio de 1929 en el Yankee Stadium de Nueva York en combate pactado a 15 rounds y ante 40.000 espectadores. El combate comenzó frío pero el español pronto pudo meter su tremenda izquierda y en el tercero hizo tambalearse a su rival. Este aguantó y tomó el control de la pelea, aunque en el 8º Uzcudun volvió a estremecer al teutón. Los últimos rounds fueron de una extraordinaria valentía por parte del vasco, quien a pesar del castigo recibido pudo mantenerse en pie, haciendo gala de una tremenda quijada y un corazón inmenso, dos de las principales armas que caracterizaron su tremenda carrera. La victoria había sido por puntos para el centroeuropeo y ambos púgiles tuvieron lesiones durante el pleito. 

Este segundo enfrentamiento llegaba casi 5 años después y a pesar de la publicidad de la época, lo cierto es que ambos púgiles no pasaban por su mejor momento. Habían regresado de Estados Unidos y buscaban una victoria de importancia que les permitiera reivindicarse y atraer los focos. Además, Uzcudun era un hombre de 35 años ya, con forja de 50-15-2 y que había vivido siempre de una asombrosa capacidad de absorción de golpes, por lo que se creía podría estar en su fase declinante. El alemán era más joven, estaba menos castigado y contaba con 45-7-3 como récord. 

El boxeo era por entonces muy popular en España (hablamos de la época de la II República, para los que erróneamente sólo lo asocian al Régimen de Franco) lo que junto a las intenciones de Gasa y, sobre todo Strauss, llevó a una excepcional campaña publicitaria. Schmeling, que se lesionó en los meses previos, hizo su entrenamiento en Sitges y participó en toda clase de actos sociales con políticos e incluso estrellas traídas de Hollywood para la ocasión. En este ambiente, el manejador del alemán, el hombre del sempiterno puro, Joe Jacobs, se movía como pez en el agua. Tanto dinero se invirtió en estos aspectos, que la inversión no llegó a recuperarse, pese al éxito de público. Por su parte, el púgil vasco prefirió las montañas de su tierra natal para estar lo más aislado posible de los focos. 

Los días previos al combate la expectación era inmensa. El español salió el jueves de San Sebastián en una caravana de unos 40 coches. Al llegar el viernes a Martorell, otros 50 llegados de Barcelona le esperaban para iniciar la marcha hasta la ciudad condal, recibiendo regalos y aplausos en las localidades que atravesaban y siendo recibido por una multitud en Las Ramblas. El sábado se producía el pesaje en las oficinas del diario El Mundo Deportivo, con el alemán marcando 85 kgs y Uzcudun 94,500, algo por encima de lo que solía pesar. No faltó la polémica con árbitros y jueces, protestado por el equipo de Schmeling. Tras algún momento tenso en el que se rumoreó que el alemán no pelearía, finalmente se aceptaba la propuesta española. Juan Casanovas era el árbitro (con derecho a puntuación), mientras que los señores Juvé (Federación Catalana) y Piñeiro (Federación Castellana) serían los jueces.

Imágenes del pesaje

 El domingo, las puertas del Estadio de Montjuïc (inaugurado en 1929 y sito a los pies de la montaña mágica) se abrieron a las 10 de la mañana. Nada más y nada menos que 35 combates esperaban a los espectadores. A las 11 comenzaban los primeros. Para ello, se dispusieron 3 rings, en cada uno de los cuáles se harían 10 combates a 4 rounds, que debían comenzar al mismo tiempo en cada ring. Esto duraba hasta las dos de la tarde. Tras media hora de descanso aprovechada para retirar los dos rings laterales, en el central comenzaría Fillo Echevarría vs Eugene Catrain, seguido del cubano Cheo Morejón contra el holandés Rienus de Boer y del gran Ignacio Ara contra Costas Vassis, de Grecia, todos ellos a 10 rounds. Tras el plato fuerte, la jornada la cerraría el legendario púgil local y excampeón de Europa pluma (que el año siguiente llegaría a disputar el mundial NBA en el que resultaría su último combate), Josep Gironés, que ganaría al francés Leo Hermal

Llegado el momento esperado, cada uno de los púgiles trató de ser fiel a su estilo. Schmeling era un hombre muy técnico, de grandes movimientos y con una derecha demoledora: el estilista. Uzcudun era el fajador, un hombre de mandíbula granítica que todavía no había puesto la rodilla en la lona, que buscaba vaciar al contrario atacando sin descanso aun a riesgo de llevarse manos y con una buena izquierda. El primer round fue de estudio, aunque un upper del alemán bien lo pudo decantar de su lado. El segundo y el tercero ven la ofensiva del español, que sin embargo es parada bien por su rival, que se sale y logra mantenerlo a distancia, llegando a veces con dureza al rostro del bravo Paulino. Los dos siguientes rounds siguen la misma pauta: Uzcudun busca a su rival de manera constante, pero la esquiva y técnica de este hace que en pocas ocasiones lo encuentre, mientras que él logra meter certeras manos. El cuarto es parejo, pero el quinto cayó claramente del lado del centroeuropeo, quien tendría uno de los sus mejores rounds en el siguiente, el sexto, cuando con un crochet abre la ceja izquierda del vasco. En la esquina tratan de parar la hemorragia, pero esta vuelve en el curso de los siguientes tres minutos. 

Instantáneas de la tarde mágica
El octavo pareció más igualado, pero en el noveno una derecha cruzada del alemán abre un corte en el pómulo izquierdo de Paulino, zona que también comienza a sangrar. En el décimo, con Max certero, no son pocos los que creen que el combate, pactado a 12 rounds, no llegará a su fin. Sin embargo, el antiguo aizkolari podía ser un púgil veterano, haber estado en mil batallas y llevar la pelea cuesta abajo, pero tenía un corazón que no le cabía en el pecho. Así que cuando todo parecía perdido, en uno de sus múltiples ataques, lanza una terrible izquierda al mentón de su adversario, quien nota el golpe claramente. Uzcudun se vaciará lanzando todo lo que pueda para anotarse el round claramente. El último asalto, aunque no llegue a esos extremos de dominio y haya buenas manos por parte de ambos contendientes, también será para el local. 

Con una multitud, sobre 30.000 espectadores, entregada a los dos colosos, se espera el veredicto del combate. La mayoría, la verdad, ha visto a un alemán más dominador, aunque reconocen la valentía de Uzcudun. Pero en líneas generales y a pesar de la reacción final, este había perdido la contienda. En el fallo, el señor Jové da ganador a Schmeling. Los señores Casanova y Piñeiro, dieron un empate. Así, pues, la decisión era Empate Mayoritario (lo que se conoce, también y quizá erróneamente, como combate “nulo”). Entre el público más silbidos que aplausos, que sí arreciaron cuando el alemán marchó para el vestuario. 

Schmeling, en entrevista posterior, afirmó que creía haber ganado claramente el combate y que en Estados Unidos lo hubiera hecho por KO técnico, ya que hubieran parado la pelea por los cortes o inferioridad técnica del español. Este, por su parte, afirmó que no, que en aquel país él hubiera sido el ganador a los puntos por haber hecho mejor los rounds finales. Las espadas quedaban en todo lo alto, lo que llevaría a una tercera pelea entre ellos, el año siguiente y en Berlín, donde el local ganaría por puntos. Sería la penúltima batalla pugilística de Uzcudun, que se despediría del boxeo profesional en diciembre de 1935 perdiendo por KO (el único de su trayectoria) en el Madison contra… Joe Louis. Precisamente, contra “el bombardero de Detroit” mantuvo dos legendarias peleas el alemán, pero esa es otra de las HISTORIAS DEL BOXEO a la que algún día puede que le dedique unas líneas.

jueves, 20 de junio de 2013

Cuando salí de Cuba



Especialmente a partir de principios de la década de los 30 del siglo pasado, el boxeo cubano comenzó a escalar posiciones, llegándose a convertir La Habana (especialmente el Palacio de Deportes) en una de las grandes plazas mundiales del pugilismo, situación que se mantuvo durante los años 40 y 50. Son años en los que ya aparecen algunos grandes boxeadores que subirán al ring aquí y en otros escenarios mundiales. Son los años de Kid Chocolate (uno de los primeros grandes nombres), Kid Gavilán, Orlando Zulueta, Miguel Acevedo, Chico Varona, Kid Tunero y tantos otros. 


Con la llegada de la Revolución en 1959 y, sobre todo, el nombramiento de la República Socialista (1961), todo iba a cambiar. En lo que respecta al boxeo, y a semejanza de las “democracias populares” europeas, Cuba iba a prohibir la práctica profesional de manera oficial en marzo de 1962. Así, hubo algunos púgiles que se adaptaron a la situación, pero la mayoría optó por salir de la Isla para seguir ganándose la vida en el boxeo rentado. Tampoco faltaron los casos en los que algún púgil abandonó el boxeo no por voluntad propia, sino por "obligación". El caso más conocido es el de Pupi García, opositor militante al nuevo régimen, quien acabó en prisión.  

Trágico Emile Griffith vs Kid Paret III
La diáspora de boxeadores cubanos coincide, más o menos en el tiempo, con la formación tal y como los conocemos, de los dos grandes organismos que iban a regir el boxeo mundial durante años (y que siguen haciéndolo aunque ahora junto a otros): la WBA y el WBC. Entre los primeros ejemplos, uno trágico. El de Benny Kid Paret, quien desde 1958 estaba asentado en USA y que moriría como consecuencia del combate que cerraba la trilogía con Emile Griffith. Una trilogía clásica repleta de odio, emoción, polémica y buen boxeo. Griffith, un clásico de los 60 y 70 (aunque su mejor década fuera la primera),  tendrá un curioso historial de enfrentamientos con boxeadores procedentes de Cuba que dejaron atrás su país para continuar ganándose la vida en el boxeo de pago.


Entre los casos más destacados de hombres que abandonen la Isla para triunfar en otros lares, se encuentra José “Mantequilla” Nápoles, quien en 1962 ya estaba asentado en México y que sería el gran dominador del peso wélter desde finales de los 60 hasta mediados de la década siguiente. Con víctimas como el propio Griffith, Ernie López o Armando Muñiz, ha pasado a la historia quizá más por su derrota con Monzón por la faja mediana, en aquel mítico combate inmortalizado, entre otros, por Julio Cortázar en La noche de Mantequilla. También en México se estableció Sugar Ramos,  campeón superpluma en 1963 y 1964 y que no pudo repetir éxitos en la división ligera, donde perdió por dos veces con el mejor de la década en dicho peso: el boricua Carlos Ortiz. 

Otro púgil que vivió la misma situación fue José Legrá, que de Cuba pasará igualmente a México pero abandonará este país para establecerse definitivamente en España, donde se convertirá en el segundo campeón mundial  de esta nación en 1967, derrotando al británico Howard Winstone por el título pluma WBC, que perdería en su primera defensa. Legrá, que acabaría con una excepcional forja de 133-11-4, volvería a México a principios de los 70 para ganar por segunda vez el título ante Clemente Sánchez. Eder Jofre, el antiguo y excepcional peso gallo, fue el encargado de acabar con el reinado de este gran y simpatiquísimo púgil.

El gran "Pepe" Legrá

Luis Manuel “el feo” Rodríguez, un muy buen wélter, se asentaría en Miami (quizá un pionero en este sentido) y arrebataría el título wélter al mencionado Emile Griffith en el primer capítulo de su trilogía, aunque perdió los dos siguientes combates. También sería derrotado, algún año después, por Nino Benvenuti con el cinturón mediano en juego. Otros nombres, menos conocidos, son los del trotamundos Angel Robinson García (que también estuvo en España entre otros mil sitios), Pedro Miranda (Puerto Rico), Baby Luis (Miami) o José Stable, quien también tendría una oportunidad mundialista, desaprovechada, frente a.... Griffith, cómo no.


Por su parte, el boxeo amateur en la Isla iba a ser desarrollado fuertemente por las autoridades, siguiendo el consejo y supervisión de especialistas de países como Bulgaria o, sobre todo, la URSS. Tras unos primeros éxitos desde finales de la década, la eclosión se produce en el Primer Campeonato del Mundo de Boxeo Amateur, celebrado precisamente en  La Habana en 1974. A partir de ahí, Cuba se convierte en toda una potencia regional y mundial, siempre en los primeros puestos del medallero en los campeonatos,  que alcanza su cénit en los JJOO de Barcelona (tras dos ediciones sin participar). Nombres y más nombres de excelsos púgiles de los que seguimos preguntándonos hasta dónde podrían haber llegado en el boxeo profesional: Stevenson, Savón (tricampeones olímpicos), Ángel Herrera, Héctor Vinent, Ariel Hernández, Mario Kindelán (que le ganó el oro a un jovencísimo Khan en Atenas)….

         Jorge Luis González vs Riddick Bowe

Sin embargo, con el tiempo y, sobre todo, el progresivo desmoronamiento que se iba a producir en el bloque comunista, algunos boxeadores quisieron responder a esta pregunta, aunque por otras razones. Así, a partir de los 90, al igual que en otros deportes, se usarán los eventos mundiales para pedir asilo político con el objeto de poder hacer carrera en el boxeo profesional. Uno de los primeros casos importantes se dio en 1991, cuando Jorge Luis González, a la sombra de otros grandes superpesados, aprovechó una competición en Finlandia para desertar. González, de récord impresionante y que había ganado a boxeadores como Bowe o Lewis, debutó  profesionalmente en 1991. Era un boxeador de cualidades excepcionales pero de frágil mentalidad y mentón, por lo que cuando tuvo una oportunidad mundialista, el propio Bowe lo noqueó con facilidad. Alargó su carrera 7 años más pero con más sombras que luces. 

El caso más significativo, por lo que llegó a alcanzar, fue Joel “el cepillo” Casamayor, campeón en Barcelona ’92 y que en vísperas de los JJOO de Atlanta, donde era el gran favorito en su peso, desertó. Casamayor sería campeón en superpluma y ligero y creo que en buena parte de sus grandes combates mereció algo más por parte de los jueces (no lo vi perdedor ni contra Castillo, ni contra Freitas y cercana a la vergüenza fue la decisión de se segundo enfrentamiento con el malogrado "chico" Corrales). Los últimos años de su carrera no deben empañar una brillantísima carrera.

Antes que este, sin embargo, también habían dejado la Isla otros boxeadores que estaban obteniendo sus primeros éxitos en el campo amateur y que serían campeones: Diosbelys Hurtado y Juan Carlos Gómez. Hurtado, que posteriormente fue fugaz campeón del mundo, quizá sea recordado por estar a punto de derrotar a dos mitos de este deporte: Pernell Whitaker y Kostya Tszyu. Al primero le tenía ganado el combate por puntos cuando le sorprendió y noqueó en el 11º, mientras que contra el ruso-australiano, en aquel inolvidable round 1, le faltó una mano. La "pantera" Gómez (quien según sus palabras quería dedicarse al baseball pero las autoridades le impusieron el boxeo), ha sido uno de los mejores cruceros que han existido, pero en una división pesada que empezaba a caracterizarse por los hombres muy altos, no llegó a encontrar un sitio privilegiado. Otros, de carrera más modesta fueron los hermanos Castillo, Elieser y Eliseo, o el muy problemático Giorbis Barthelemy.
 

Con el nuevo siglo siguieron dándose algunos que otros casos, como el del actual campeón crucero de la IBF, Yoan Pablo Hernández (que cambió Cuba por Alemania tras las olimpiadas de 2004),  pero el más importante es el que se dio en Diciembre de 2006, cuando estando entrenando en Venezuela para preparar los Pan-Americanos de Brasil 2007, tres campeones olímpicos como Yuriorkis Gamboa, Odlanier Solís y Yan Barthelemy lograron escapar y recorrer diferentes países hasta llegar a Miami. Los tres firmarían con Arena Box-Promotion, la promotora basada en Hamburgo. En julio del año siguiente, y aprovechando el evento, lo intentaron otros dos compañeros de los anteriores, Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara (que no había explosionado hasta poco antes, al tener por delante a Lorenzo Aragón), aunque la situación se complicó y tuvieron que volver a la isla. Más tarde, lograrían salir de ella. Este mismo año, Angelo Santana, junto con otros balseros, llegaba a Miami. 

Richar Abril, un caso extraordinario
Estos nombres y sus logros son conocidos para todos. Algunos ya son campeones del mundo, como Rigondeaux, Gamboa y Lara. Barthelemy quedó por el camino, Santana (todavía muy joven) ha tenido hace poco su primer revés y Solís ha chocado, principalmente, con su afición a la comida antes que al gimnasio, aunque ahora parece que va a por el intento bueno, en parte "obligado" por su promotor turco. El otro campeón cubano de la actualidad es el ligero Richar Abril (por la WBA), aunque su caso es diferente, ya que puede entrar y salir de la Isla libremente. Es un derecho adquirido en una especie de sorteo lo que hizo que pudiera dedicarse al boxeo profesional, algo que comenzó a hacer desde los 23 años, si bien sobre el ring cumple con buena parte de las características de la rica escuela cubana. 

De menor repercusión, al menos porque todavía no han acabado de explosionar, es la historia de tres prometedores púgiles, medallistas juniors, que decidieron dejar el país caribeño. Luis García, Alexei Collado y Mike Pérez llegaron a Cork, Irlanda, en 2007 para entrar poco después al boxeo rentado. Tras unos primeros años de formación, tuvieron problemas con su promotor, Patrick Hamish Thomas y quisieron marchar a USA. Esto les hizo estar 2012 sin boxear, aunque Collado y el pesado Pérez ya han vuelto a subir al cuadrilátero. No así, Luis García, el más prometedor de ellos, del que desconozco si se ha retirado o volverá a combatir. 

Y, en los últimos años, han empezado su carrera profesional varios púgiles que el gran aficionado irá escuchando poco a poco, muchos de ellos radicados en Miami y varios en torno a Osmiri "Moro Jr" Fernández y a Dream Team Boxing Promotions. Algunos ya cerca de tener una oportunidad mundialista como Yoandris Salinas (supergallo) o Luis Franco (pluma). Entre otros nombres, el veterano Luis Ortiz, Rances y "el novato" Leduan Barthelemy (hermanos y primos, respectivamente de los nombrados Yan y Giorbis), Yordenis Ugás, Yunieski González, Yunier Dorticos o Inocente Fiz. Por su parte, Hairon "maja" Socarras llegó a USA con 11 añitos, ahora tiene 20, pero ya había practicado el boxeo en Cuba. 

Yoandris Salinas, ¿futuro campeón?

El futuro,sin embargo, es un capítulo por escribir. Mucho se habla sobre cómo pueden influir en el boxeo cubano los cambios normativos en el amateurismo, la anunciada inclusión del país en la World Series of Boxing y la lenta pero parece que ineludible apertura al exterior. No son pocos los que presuponen que manteniendo escuela y añadiendo la progresiva dureza de quijada que vendrá con el abandono de los cascos protectores, pueden ser muchos los cubanos que se coronen campeones mundiales. Pero, de momento, son suposiciones a las que el tiempo responderá.